Surfear La Ola
A veces me siento como un surfista en medio de una tormenta. No importa cuánto entrene y mi toc en busqueda del patrón trate de buscar, el mar siempre tiene una forma de recordarme que no tengo el control. Pero, ¿y si el control no fuera lo importante? Esa es la idea que me viene rondando la cabeza hace unos meses, y para que negarme, ha sido como una especie de viaje ir dandome cuenta con los años.
De chico, siempre me decían que si quería algo, tenía que lucharla. "Métele punche, carajo", como el slogan comercial de un país latinoamericano. Y claro, hice caso. Metí punche. Pateé puertas. Me caí. Me levanté. Lo que nadie me dijo en ese entonces es que, a veces, la puerta no se abre a golpes. Se abre cuando decides que quizá ni siquiera necesitas entrar.
Eso me llevó a una de las ideas más raras pero también más potentes que he descubierto: la capacidad de cambiar la realidad, pero no como un superhéroe ni nada por el estilo. No me imagines con capa (soy batman, ok no). Esto es más como un ajuste fino, un cambio en la frecuencia en la que operas.
Hace un par de semanas x ejemplo, estaba con alguien en una cafetería, hablando de la vida, el universo y todo lo demás. Yo andaba medio bajoneado porque un proyecto que estaba empujando con todo se había caído. Mi pata, tranquilo como una tortuga zen, me dice: "Y si en lugar de luchar contra la corriente, comienzas a nadar con ella?". Casi me atraganto con el café. Pero luego me cayó la ficha. No se trataba de rendirme; se trataba de entender por dónde fluía la energía y ajustarme a eso.
No te voy a decir que de pronto todo es color de rosa. Esto no es una pelí de Disney. Pero hay algo que cambia cuando dejas de pelear contra la vida y empiezas a acompasar el paso con lo que te da. Es como si el mundo se alineara un poquito. Claro, no todo cae del cielo, pero las cosas que antes parecían imposibles ahora solo parecen desafiantes. Y hay una diferencia brutal entre ambas cosas.
Lo más loco es que, en el fondo, siempre estuvo ahí. No es algo que aprendí de un libro ni de un gurú de TikTok. Es algo que la realidad misma me fue mostrando: la energía va a donde la llevas, pero también te lleva si sabes leer las señales. Es como ese baile entre el surfista y la ola; no se trata de dominarla, sino de encontrar tu lugar en el movimiento y tener en el viaje la mente clara y no solo abrazarte a la tabla esperando a que todo pase.
Así que, si sientes que el mundo te está pateando, no se trata de meterle más fuerza, sino de encontrar la forma de fluir. Escucha, observa, siente. La realidad no es sólida. Es más como una plastilina energética que se moldea con las manos que llevas por dentro.
Y ahora, cada vez que siento que la tormenta se avecina, me digo a mí mismo: "¡¡¡Soy el tio chill de cojones, soy el tio chill de cojones!!!" xD Nahh mentira. Relájate, brother. La ola no está contra ti. Es solo que aún no sabes cómo bailarla (por ahora)".
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