Jinete Sobre La Tempestad
Me animo a mirar dentro del bus para ver que no soy el único que llega tan tarde a casa. Esta tan lleno, pero lo siento tan vació tan frió a la vez. Aún por las luces que iluminan dentro todo se ve en blanco y negro, eso quiere decir que estoy cerca a mi destino. Puedo sentir la respiración fría y honda, puedo sentir también que no hay sonido alguno a mi alrededor, la gente esta en silencio y el que duerme a mi lado también procurando inconcientemente en no perder el equilibrio y demostrar aunque sea en sueños que no necesita a alguien para apoyarse y cerrar los ojos de verdad, intentando descansar.
Un suspiro hondo me atrapa desprevenido, mi conciencia esta cerca, siento que me rodea, sabe que es un momento débil para mi, donde no quiero aceptar que me siento solo y trato de no pensarlo. El ambulante sube abusando la confianza del chofer que desea más que nadie que sea la ultima vuelta y también llegar a su destino cansado de dar tantas vueltas. No puedo evitar el preguntarme si algún día yo dejare de darlas, pero eso ni yo lo sé. Esa parte de mi que necesita de las sombras, de las luces rojas y música que ahoga pensamientos no parece estar presente para discutirlo, talvez porque es martes y está tan lejos del día en que se alimenta de lo que puede, de lo que sea, de los demás.
Imagino como será el camino cuando entre al edificio; mis pasos en eco tenebroso y oscuro, un pasadizo sin foco iluminado por las rendijas que muestran las luces ámbar de un par de amigos más que nunca se irán. Entraré a oscuras y después de poner tantos cerrojos abro las ventanas y dejo las persianas a medias para que entre un poco de aire, aún no prenderé las luces para que no despierte mis tristeza y note que entré con la melancolía entre mis brazos, los celos suelen volverte tan egoísta.
Y bajo la mirada aun sentado en este bus con asientos de plástico color gris, miro mi teléfono revisando antiguos mensajes y números de contacto. Que patético pensar que aun no borras ciertos números de personas que hasta hubieras querido desaparecer de la tierra, pero simplemente no puedes. Pasa el tiempo y tu mismo te preguntas cuando acabará todo. Es que la inocencia no se pierde dos veces y yo en un momento deseé con fuerza el recuperarla algún día, pero se que ya no se llamaría así. Puedo cerrar el corazón por esto, pero nunca podría cerrar mis ojos. Es por eso que sé que cuando llegue a mi casa no podré dormir como muchas otras noches, y dormiré en el sofá con temor a que la cama aun tenga su aroma obligándome a pensar el porque lo que pueda parecer tan lleno de algo como este autobús, pueda en realidad estar tan vacío, tan callado y sin color alguno. Odio cuando pasa esto.
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Riders on the storms - The Doors
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